FONTANARROSA ROBERTO
PURO FÚTBOL
PLANETA

Páginas: 224
Formato: 21 x 13.5
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789504979562

líle! ¡Salíle!, le gritaban los hinchas a su equipo para que les hicieran frente a los rivales. Eso era cuando los salileros jugaban en primera división y debían enfrentarse a Boca, River o San Lorenzo, que se iban humillados de la cancha. Pero una historia de persecución por parte de los árbitros los condujo hasta la C, relegados al olvido. Este libro reúne todos los cuentos relacionados con el fútbol escritos por Fontanarrosa e incluidos en volúmenes anteriores, desde Los trenes matan a los autos y otros cuentos hasta Una lección de vida y otros cuentos. La pasión ca-nalla del Negro sumada a su dominio de la jerga futbolística y de los estereotipos de los hinchas y de los periodistas de-portivos dan como resultado esta excepcional compilación. Nos persiguieron, señor, nos persiguieron. Mismamente que animales, no que cristianos. Nos echaron de todas partes, señor, nos quitaron todo. Usted nos ve ahora así, débiles y desparramados, señor, pero los salileros supimos ser fuertes.

PURO FÚTBOL

$23.100,00
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FONTANARROSA ROBERTO
PURO FÚTBOL
PLANETA

Páginas: 224
Formato: 21 x 13.5
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789504979562

líle! ¡Salíle!, le gritaban los hinchas a su equipo para que les hicieran frente a los rivales. Eso era cuando los salileros jugaban en primera división y debían enfrentarse a Boca, River o San Lorenzo, que se iban humillados de la cancha. Pero una historia de persecución por parte de los árbitros los condujo hasta la C, relegados al olvido. Este libro reúne todos los cuentos relacionados con el fútbol escritos por Fontanarrosa e incluidos en volúmenes anteriores, desde Los trenes matan a los autos y otros cuentos hasta Una lección de vida y otros cuentos. La pasión ca-nalla del Negro sumada a su dominio de la jerga futbolística y de los estereotipos de los hinchas y de los periodistas de-portivos dan como resultado esta excepcional compilación. Nos persiguieron, señor, nos persiguieron. Mismamente que animales, no que cristianos. Nos echaron de todas partes, señor, nos quitaron todo. Usted nos ve ahora así, débiles y desparramados, señor, pero los salileros supimos ser fuertes.