HARWICZ ARIANA
EL RUIDO DE UNA EPOCA
MARCIANA

Páginas: 136
Formato:
Peso: 300.0 kgs.
ISBN: 9789878288109

La gran diferencia entre un escritor y un trabajador de la escritura (o un escritor profesional) es que el escritor profesional controla su obra. Se pone al servicio de la demanda. Que la novela no sea muy breve; pero tampoco muy larga; que se adecúe a un género; que no haya demasiados diálogos; que sea latinoamericana; pero no del todo. Ese escritor inspecciona su escritura subido a una torre de control y con el agente literario al teléfono. En cambio; el escritor no profesional; no puede controlar su corazón; tiene que hacer el libro que tiene que hacer; hasta las últimas consecuencias. Tiene que escribir lo que tiene que escribir. Aunque no sea el libro que le conviene; aunque destruya su figura de autor; aunque no sea lo que se espera de él; aunque le adviertan que así; no tendrá muchas traducciones ni premios. Y sobre todo; aunque lo puedan cancelar. Un poco como los que trabajan con material explosivo: nunca saben cuándo finalmente va a fallar y a explotarles la granada despedazándole una mano.

EL RUIDO DE UNA EPOCA

$11.890,00
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EL RUIDO DE UNA EPOCA
MARCIANA

Páginas: 136
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Peso: 300.0 kgs.
ISBN: 9789878288109

La gran diferencia entre un escritor y un trabajador de la escritura (o un escritor profesional) es que el escritor profesional controla su obra. Se pone al servicio de la demanda. Que la novela no sea muy breve; pero tampoco muy larga; que se adecúe a un género; que no haya demasiados diálogos; que sea latinoamericana; pero no del todo. Ese escritor inspecciona su escritura subido a una torre de control y con el agente literario al teléfono. En cambio; el escritor no profesional; no puede controlar su corazón; tiene que hacer el libro que tiene que hacer; hasta las últimas consecuencias. Tiene que escribir lo que tiene que escribir. Aunque no sea el libro que le conviene; aunque destruya su figura de autor; aunque no sea lo que se espera de él; aunque le adviertan que así; no tendrá muchas traducciones ni premios. Y sobre todo; aunque lo puedan cancelar. Un poco como los que trabajan con material explosivo: nunca saben cuándo finalmente va a fallar y a explotarles la granada despedazándole una mano.