ROMANO CARLOS
MI NIÑO PERDIDO
KIER

Páginas: 144
Formato: 14x20
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789501729559

¿Dónde quedó nuestro niño perdido? ¿Dónde aquella inocencia y candidez que se fueron opacando con el tiempo, al volvernos adultos? Carlos Romano construye una metáfora en la que intenta reencontrar al niño que fue, invitándonos a recobrar la alegre temeridad, el fresco desamparo, el fluir de la vida que aún permanece contenido en nuestro interior, debajo de la pátina del tiempo. Mi niño perdido es, a su vez, un viaje personal en el que podemos ver reflejadas las vivencias grabadas en lo más profundo de nuestra memoria: el espacio vital de la infancia en la que éramos libres como nunca volveríamos a serlo. Pero hay en el libro una parábola todavía más subyugante. ¿Cómo transferimos esa imagen del niño perdido a nuestros propios hijos? Advierte Romano que cuando hablamos de nuestros hijos, a veces no es a ellos a quienes vemos y nos referimos, sino a nuestro niño perdido. No es leal señala el autor reemplazarlos por el niño que ya no somos. Un libro que nos lleva a reflexionar sobre los valores esenciales de nuestra vida, emprendiendo la búsqueda de aquel niño que llevamos dentro, que para muchos se perdió sin darnos cuenta.

MI NIÑO PERDIDO

$13.500,00
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ROMANO CARLOS
MI NIÑO PERDIDO
KIER

Páginas: 144
Formato: 14x20
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789501729559

¿Dónde quedó nuestro niño perdido? ¿Dónde aquella inocencia y candidez que se fueron opacando con el tiempo, al volvernos adultos? Carlos Romano construye una metáfora en la que intenta reencontrar al niño que fue, invitándonos a recobrar la alegre temeridad, el fresco desamparo, el fluir de la vida que aún permanece contenido en nuestro interior, debajo de la pátina del tiempo. Mi niño perdido es, a su vez, un viaje personal en el que podemos ver reflejadas las vivencias grabadas en lo más profundo de nuestra memoria: el espacio vital de la infancia en la que éramos libres como nunca volveríamos a serlo. Pero hay en el libro una parábola todavía más subyugante. ¿Cómo transferimos esa imagen del niño perdido a nuestros propios hijos? Advierte Romano que cuando hablamos de nuestros hijos, a veces no es a ellos a quienes vemos y nos referimos, sino a nuestro niño perdido. No es leal señala el autor reemplazarlos por el niño que ya no somos. Un libro que nos lleva a reflexionar sobre los valores esenciales de nuestra vida, emprendiendo la búsqueda de aquel niño que llevamos dentro, que para muchos se perdió sin darnos cuenta.